Marie de Nazareth
A Jesús por María
El nombre Gabriel significa “fuerza de Dios” o “Dios es mi fortaleza”. En el Antiguo Testamento, el ángel Gabriel anuncia al profeta Daniel el fin del reino de la iniquidad y la llegada de un nuevo tiempo (Daniel 8, 16 y 9, 21).
En el Nuevo Testamento, el ángel Gabriel interviene dos veces: en Jerusalén, anuncia a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista (Lucas 1,19) y en Nazaret, anuncia a la Virgen María que está llamada a ser la madre de Jesús, el Hijo del Altísimo (Lucas 1, 26-38). La Virgen María, de hecho, necesita la “fuerza de Dios” en el momento de la Encarnación:
El Papa Juan Pablo II escribe en su carta apostólica Mulieris dignitatem sobre la dignidad y vocación de la mujer, § 3:
María alcanza tal unión con Dios que supera todas las expectativas del espíritu humano. Supera incluso las expectativas de todo Israel y, en particular, de las hijas del pueblo elegido, las cuales, basándose en la promesa, podían esperar que una de ellas llegara a ser un día madre del Mesías. Sin embargo, ¿quién podía suponer que el Mesías prometido sería el «Hijo del Altísimo»? Esto era algo difícilmente imaginable según la fe monoteísta. Solamente en virtud del Espíritu Santo, que «extendió su sombra» sobre ella, María pudo aceptar lo que era «imposible para los hombres, pero posible para Dios» (cf. Mc 10, 27).
El ángel Gabriel, “fuerza de Dios”, apoya la vocación de los protagonistas de los nuevos tiempos: Juan Bautista, la Virgen María, Jesús... ¡Y también nos apoya a nosotros que lo invocamos!
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