Portugal, Tierra de Santa María

Portugal, Tierra de Santa María

La devoción de Portugal a María empezó desde el nacimiento de la nación, en el siglo XII. Alfonso, fundador del reino y primer rey de Portugal, pone a su país bajo la protección de Nuestra Señora con un voto, hecho con el consentimiento de sus vasallos y firmado en la Catedral de Lamego el 28 de abril de 1142. Así es como esta fecha está considerada como la del bautismo de Portugal y que el país fue desde entonces llamado “Terra de Santa Maria”. Y cuando años más tarde, la ciudad de Santarem es recuperada a los Moros, Alfonso mandó a construir un monasterio dedicado a la Virgen, Santa Maria de Alcobaça.


María, madrina de bautismo de cada ciudad recuperada a los Moros


Todas las conquistas del rey-fundador fueron emprendidas bajo los auspicios de María y en cada ciudad recuperada a los Moros, se introduce a la Virgen como Madrina mientras el pueblo construye una iglesia que le está dedicada: como las iglesias más antiguas de Lisboa, entre ellas Nuestra Señora de los Mártires y Nuestra Señora da Enfermeria.


Sin embargo, el santuario de Nuestra Señora de Nazaré, en el litoral, es sin duda el santuario mariano portugués más antiguo, mucho antes de la fundación del reino, la estatua de María data del paso de los Españoles en la región, antes de la invasión árabe. En Batalha, en el siglo XIV, el rey mandó construir, en señal de reconocimiento de Portugal, una inmensa iglesia dedicada a María, llamada Nuestra Señora de la Victoria, en conmemoración de la gran batalla ganada contra el invasor español el 14 de agosto de 1385. Siempre en el litoral portugués, cabe señalar la iglesia de Santa María de Belém y pues, desde esta playa, después de confiarse a la protección de María, los grandes navegantes partieron a descubrir los mares. Así empezó a ser venerada en una gran parte del mundo donde no era conocida, María Estrella del mar, Protectora de los navegantes y de los misioneros…


La piedad mariana portuguesa está particularmente marcada por las peregrinaciones; se les llaman los “cirios” porque cada parroquia tiene su grupo de peregrinos que cada año va a depositar un cirio en el altar de la Virgen. El cirio de la Virgen del Cabo, en el Cabo Espichel, es uno de los cirios portugueses más antiguos, pero todavía siguen existiendo, en todas las provincias del país. Otra particularidad: en Portugal, todas las catedrales están dedicadas a Nuestra Señora de la Asunción, así como casi una tercera parte de las iglesias parroquiales. Eso se debe a que varias grandes fechas históricas de la nación coincidieron con la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción. Del mismo modo, la fiesta de los Siete Dolores de María volvió a ser una de las más queridas en la devoción portuguesa así como el rezo del Rosario. Esta nación está a tal punto unida al amor de la Virgen María que con frecuencia muchos padres la escogen como madrina de sus hijos.


25 de marzo de 1646: Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción es declarada oficialmente Protectora de Portugal


Pero fue el 25 de marzo de 1646 que fue proclamado el decreto real que ratificó la decisión de las Cortes de declarar a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción Protectora de Portugal, como agradecimiento por la independencia que la nación recobra, en la octava del 8 de diciembre de 1640. Desde entonces, todas las grandes instituciones portuguesas, incluso las universidades, deciden defender la doctrina de la Inmaculada Concepción… ¡unos dos siglos antes de la proclamación del Dogma por la Iglesia, en 1854!
Hoy en día, el santuario de Nuestra Señora de Fátima es el centro de atracción mariano más famoso y más frecuentado del país. En este santuario de fama mundial, la Virgen pidió esencialmente tres cosas: la devoción a su Corazón Inmaculado para la preservación de los pecadores del infierno y para la Paz; la consagración a su Corazón Inmaculado para la conversión de Rusia; la comunión reparadora de los primeros sábados del mes. ¡Además los acontecimientos de Fátima propulsaron el fervor mariano de la nación con un nuevo impulso que levantó a todo el país! Todos los guías espirituales del país reconocen que fue gracias a la protección milagrosa de María y a la profunda piedad mariana de sus hijos portugueses que la nación fue preservada de la última guerra mundial ¡la cual hizo tantos estragos en el resto de la Europa cristiana!

 

Pío XII reconoce que la protección de Nuestra Señora de Fátima preservó a Portugal de la Segunda guerra mundial


Así el papa Pío XII, durante la coronación de la estatua de Nuestra Señora de Fátima en 1946, pudo afirmar: “Si la guerra más devastadora que haya jamás conocido el mundo rodeó, durante cuatro largos años, sus fronteras, sin poder cruzarlas; se lo deben sobre todo a Nuestra Señora, que, desde su trono de misericordia, […] situado en Fátima, en el centro de su país, les vigilaba a ustedes y a sus gobernantes…”


Mientras se daban las fiestas de coronación de Nuestra Señora de Fátima, la Virgen peregrinó durante 32 días en todas las parroquias del país y la multitud la venía a aclamar a lo largo de las carreteras: “Parecía que el país entero se había transformado en una inmensa catedral sin paredes para limitar a la concurrencia. Literalmente, las ciudades y los pueblos, para salir al encuentro de la Virgen peregrina, se quedaban despoblados por un mismo motivo”, escribe en su crónica el padre José de Oliveira Dias, s.j. Y continúa: “Era en general en los ayuntamientos donde la Virgen recibía hospitalidad de noche. Se hacía entonces la velada eucarística y, durante ella, muy a menudo, las autoridades civiles tomaron como costumbre […] consagrarle solemnemente su municipio al Corazón Inmaculado de María.”


De Fátima al mundo entero


Después, Lucía, vidente de Fátima, concibió el proyecto de llevar en peregrinación a Nuestra Señora por el mundo entero, y, desde 1947, esta peregrinación mundial se puso en marcha: ¡en toda Europa, pero también en todos los continentes, innumerables parroquias acogieron así a la Virgen Inmaculada de Fátima.