Del siglo IV al VI, las herejías y los grandes concilios

En el siglo IV, con el giro político que dio el emperador Constantino, la Iglesia en el imperio entra en una nueva situación religiosa, cultural y cultual.

El interés por las Sagradas Escrituras aumenta al igual que el esfuerzo por la formulación doctrinal, en respuesta a las nuevas herejías acerca de la identidad de Cristo, nuevamente desafiadas y de una manera más sutil. La persona de María también se ve involucrada.

Los consejos regionales son reemplazados por los consejos ecuménicos. En este período cargado de tensiones, cinco concilios se sucedieron: Nicea (325), Constantinopla (381), Éfeso (431), Calcedonia (451), Constantinopla II (553). Su influencia en el desarrollo de la doctrina y el culto mariano ha sido enorme.

La liturgia se desarrolla con homilías, himnos, eucólogos, iconos... Todas estas expresiones no podían ignorar a quien no es el centro, pero sí central en la Historia de la Salvación.

El monaquismo masculino y femenino, ahora que han cesado las persecuciones, para dar testimonio de que los cristianos viven en este mundo pero no son de este mundo. En este contexto, la Virgen María se convierte en modelo de consagración de la criatura al Creador.

-----------------------

 

A. Gila