Paris: Catedral de Nuestra Señora

El historiador T. KOEHLER nos relata con gran profundidad espiritual la relación entre la aventura de las catedrales y María:

"Las catedrales son la manifestación de un programa de educación religiosa que guió a la Iglesia en su peregrinación terrena a través de los anuncios de catequesis expuestos en los portales, la historia de la salvación pintados en los vitrales, en las capiteles y en las paredes de las naves de las iglesias; una peregrinación que termina en el altar, en el santuario del sacrificio de Cristo, en comunión con el Dios de la resurrección. Este programa llevaba un nombre: Nuestra Señora, modelo de la Iglesia. María es la mediadora, la reina, la madre; podemos decir lo mismo sobre la Iglesia."[1]

No había una capilla dedicada a la Virgen María, la catedral misma era la Virgen María.

"Desde sus majestuosos portales, las grandes catedrales dedicadas a la Virgen ofrecen una catequesis mariana de naturaleza cristocéntrica: los fieles pasaban de un mundo exterior a la intimidad de la Iglesia, de la Virgen María, para ser formados, educados, conducidos al altar, a la Eucaristía, a la unión con Dios." [2]


El centro de todo es Jesús, pero en este lugar espiritual es María.


Un ejemplo espléndido es el de la Catedral de París que nuestro sitio oficial les presenta (clicar).
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[1] T. Koehler, "Storia della mariología" 5 volúmenes, Centro Mariano Chaminade, Vercelli, 1971 a 1976, pp. 1394-1395.


[2] T. KOEHLER. Maria è il suo nome, Città Nuova, Roma, 1985, p. 91